Bueno primero que todo quiero compartir con ustedes el trabajo realizado en estos últimos años y en especial el discurso realizado en la despedida y licenciatura de mi curso 8vo año A:
Los años transcurren de manera tan veloz, que pocas veces nos detenemos a mirar los detalles que la vida nos presenta para hacer nuestros días más agradables. Cada día nos encontramos con escenas de tal hermosura y grandiosidad, que podrían hacernos sentir privilegiados de vivir a diario la experiencia de pertenecer a una institución que nos rodea de risas, carreras, juegos infantiles y no sólo de documentos, oficinas y tramites laborales. Las salas de clase se llenan con la energía del ajetreo imparable de los niños, los que ven con increíble facilidad, la hermosura de todas estas cosas que los adultos hemos olvidado ver, pero que ellos nos traspasan diariamente.
Cada mañana que la escuela abre sus puertas, se va llenando de alumnos aun somnolientos que asisten a clase con intención de aprender y avanzar como personas. Los profesores somos testigos del esfuerzo con que muchos tienen que lidiar para que esa meta pueda cumplirse. No estamos ajenos, a las realidades que cada uno enfrenta, porque así, como la escuela se transforma para muchos en un segundo hogar, los niños y niñas para nosotros, llegan a ser hijos, a los cuales queremos entregarles el conocimiento necesario, esperando desarrollen sus aptitudes y puedan aplicarlo en las etapas siguientes de su carrera escolar.
Los alumnos y alumnas que hoy egresan, han completado una de las primeras etapas de sus vidas, quizás una de las más importantes, donde aprendieron a relacionarse con sus pares, conocieron amistades, tuvieron sus primeras alegrías, triunfos, también fracasos y aprendieron a superarlos y entendieron que siempre ante una caída deben ponerse de pie y continuar. Eso es lo que los tiene hoy aquí, pues sin duda los obstáculos que vencieron les permiten ahora continuar al siguiente desafío. Aun tienen muchas metas por alcanzar, sin embargo, pueden sentirse satisfechos de que hoy dan término a una de ellas, la que deja atrás recuerdos imborrables y experiencias que irán con ustedes el resto de sus vidas.
Hoy no solo es un día de emociones para ustedes, pues quienes los vemos partir, extrañaremos tenerlos con nosotros y no verlos a diario dejará una sensación nostálgica para todos. El cariño que les tenemos seguirá, pero la relación cotidiana se termina hoy, y la escuela no será la misma sin el grupo de jóvenes que nos deja, pues cada uno forma parte única en este lugar. Quedan atrás nuestras alegrías, nuestras diferencias y pedimos disculpas si en algún momento no fuimos lo que ustedes esperaban, pero podemos decir que nuestras intenciones fueron siempre las mejores y esperamos que así lo hayan sentido, pues como cita la escritora y socióloga, Concepción Arenal:
“El amor es para el niño como el sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte.”
Quizás muchos de ustedes no lo han notado, pero llegaron a este lugar siendo niños temerosos, llenos de esperanzas y sueños y ahora se van siendo jóvenes que a lo largo de estos años han aprendido a integrarse a este mundo estudiantil, comprometiéndose con su enseñanza, dando pequeños pasos que finalmente han de transformarse en todo un camino, del que ya han recorrido un tramo y que nunca deben desviar.
Niñas y niños de marzo, a ti, del 8vo A y 8vo B, señoritas y jóvenes de hoy 16 de diciembre; Les invito a pensar en lo que han conversado varias veces en la escuela en especial con nuestro director “no es el mejor aquel alumno que saca les mejores notas, si no, aquel que sabe resolver mejor un problema” todos los profesores hemos querido enseñarles eso a resolver sus problemas, a confiar en quienes más les aman, sus familias, padre o madre, ojala lo hayan aprendido.
Como profesores queremos agradecer la oportunidad que nos dieron de conocerlos, de entrar en sus vidas, agradecer la confianza que tuvieron en nosotros para poder enseñarles y para poder aprender el verdadero significado de tener expectativas en nuestros alumnos, de hacerles ver el mundo como grandes águilas y confiar en ellos, hacerles sentir que siempre se puede a pesar de la dificultades.
Queridos alumnos, los profesores y cada una de las personas que pertenece a su escuela, José Abelardo Núñez, les desea lo mejor en los próximos años de su formación, esperamos que los años que aquí vivieron hayan servido como la base fundamental que necesita todo ser humano para sustentarse en la vida. Los brazos de la escuela y de los que la integran, estarán abiertos para ustedes en cada momento que deseen volver. Dios los acompañe y los llene de bendiciones. Podemos decir por ahora que nuestra labor con ustedes ha terminado, esperando lo mejor, porque sabemos que son capaces de alcanzar esas metas por las que llegaron a la escuela ese primer día de clases. Nunca pierdan el espíritu emprendedor que los trajo hasta aquí. Siempre contaran con el apoyo y todo el cariño de sus profesores y de la escuela J.A.N.